
Respecto al disco en sí, sólo escuchar la primera pieza, “Estructuras primitivas en el Crepúsculo” (4’38), escrita por Victor, y una de las mejores del disco, nos percatamos de los que nos espera. Melodías oscuras y complejas, ritmos cambiantes, atmósferas fantasmales de teclado, bonitas combinaciones de piano y violonchelo, con destellos de saxos y un fantástico trabajo de guitarra. Otra cosa que me encanta de la música de October Equus son las partes obsesivas, como la que caracteriza la maravillosa y pegadiza composición de Ángel, “El Furioso Despertar del Homúnculo Neonato” (3’19). El ensamblaje de los instrumentos es perfecto, con pequeños solos de saxo y guitarra, y una sección rítmica limpia y muy activa. El toque “cinematográfico” del disco lo pone Victor con “Una Mirada Furtiva en la noche Saturnal” (7’04), pieza densa, con una guitarra dramática y un ambiente magnífico con nuevos detalles que se van descubriendo en cada escucha. Tras una pequeña e interesante miniatura, “Ingravidez” (1’11), Ángel nos sorprende con otra de las grandes piezas del álbum, “Llegó Como un Amanecer Ardiente” (3’29). ¿Como se puede decir tanto en tan poco tiempo?. La base de guitarra es aplastante, las melodía de los vientos maravillosa, los detalles de órgano y teclados en general muy acertados, y me encanta la base rítmica. Después, Victor nos ofrece primero una pieza tranquila, de gran belleza, “Realidad Ciega” (2’59), regalándonos después otro de los grandes momentos de “Saturnal”, “Avanzando Velozmente Contra el Viento Lacerante” (3’19), en la que consigue, con sus teclados, la sensación que nos quiere dar a entender el título (o más bien al contrario, ya que el título fue sugerido tras grabar la pieza). Preciosas figuras de guitarra y saxo y un pequeño momento de locura de los dos saxofonistas que, reconozco, me hubiera encantado que fuera más largo. Le siguen dos nuevas miniaturas de Ángel, “Un Mundo de Sueños Abstractos” (0’46) y “No Pudieron detener el Silencio” (1’42), que nos llevan hasta una de sus mejores piezas, “Sutiles Ecuaciones Vivientes” (6’01), de una complejidad considerable e infinidad de partes diferentes, donde destaca una preciosa melodía de guitarra acompañada a la perfección por los vientos. Victor es el encargado de componer el tema corto que más me gusta del disco, “Ella era Invisible a la Oscuridad” (1’11), donde Ángel le imprime un sonido oriental, realmente bonito, a la guitarra. Le sigue “¡Abre los Ojos!” (4’45), otra pieza de Victor, de gran fuerza y donde me gusta especialmente la batería de Vasco y algunos momentos de guitarra. Pero lo mejor está aún por llegar. Para terminar el disco, la banda ha elegido el que quizás es el tema que más me gusta de toda su carrera, la composición de Ángel Ontalva “Último Refugio” (5’32). Me encanta como se combinan el teclado y la guitarra tanto al principio del tema como al final, el papel de Pablo al violonchelo, el precioso solo de guitarra sobre una dinámica base de bajo de Amanda, la inquieta batería de Vasco, pero sobretodo, me parece excepcional la melodía central, de una belleza y una inspiración sobresalientes, interpretada tanto por los vientos como por la guitarra, que nos deja un magnífico sabor de boca cuando termina el disco.
October Equus no es una banda de largos solos, por lo menos en sus trabajos de estudio. Su música, para los que disfrutamos de enormes solos de saxo y largos desarrollos, suena en ocasiones algo contenida, pero es de una precisión y una belleza indiscutibles. Con “Saturnal”, la banda ha alcanzado un nivel altísimo, no solamente dentro del panorama nacional, sino a un nivel global, y creo sinceramente, que con esta formación o cualquier otra, les queda mucha buena música que ofrecernos en el futuro. Pero estamos en el presente, así que escuchad con atención este disco y descubriréis que tenemos aquí mismo, en nuestro pais, a algunos de los grandes músicos de este estilo.
Francisco Macias