02 – Under Wraps #1 (Anderson) (3:59)
03 – European Legacy (Anderson) (3:23)
04 – Later, That Same Evening (Anderson, Vettese) (3:51)
05 – Saboteur (Anderson, Vettese) (3:31)
06 – Radio Free Moscow (Anderson, Vettese) (3:40)
07 – Astronomy (Anderson, Vettese) (3:38)
08 – Tundra (Anderson, Vettese) (3:41)
09 – Nobody's Car – Edge (Anderson, Vettese, Barre) (4:08)
10 – Heat (Anderson, Vettese) (5:37)
11 – Under Wraps #2 (Anderson) (2:14)
12 – Paparazzi (Anderson, Vettese, Barre) (3:47)
13 – Apogee (Anderson, Vettese) (5:28)
14 – Automotive Engineering (Anderson, Vettese) (4:05)
15 – General Crossing (Anderson, Vettese) (4:02)
Producido por Ian Anderson. Grabado en la primavera de 1984, en el estudio particular de Ian Anderson, y publicado el siete de septiembre del mismo año.
La versión en vinilo sólo contenía once canciones, mientras que la versión en cassette incluía los temas "Astronomy," "Tundra," "Automotive Engineering," y "General Crossing", que se incorporaron posteriormente al disco compacto. La redición remaster de 2005 contiene un vídeo en formato QuickTime del tema “Lap of Luxury”.
Ian Anderson: voces, flauta, guitarra acústica y batería programada.
Martin Barre: guitarras.
Dave Pegg: bajo.
Peter-John Vettese: teclados y percusión.
Éste es un álbum que no escuché en su día. Lo cual tiene sus ventajas e inconvenientes. Pero seguramente tengo menos prejuicios ahora que entonces. Yo siempre digo que no es tan malo, que algo se salva. Un conocido mío, que lleva un programa de radio progresivo en Madrid, devolvió el disco nada más escucharlo. Suena a Ultravox, fue su comentario. Lo cierto es que siendo yo fan tanto de Ultravox! (con la !) como de Ultravox –mientras su productor fue Conny Plank–, puedo asegurar que ni siquiera en este disco Jethro Tull se despersonalizó tanto como para sonar exclusivamente a otro grupo. Probablemente por mediación de Vettese hay algunos aspectos de la música que recuerdan a Ultravox, e incluso a la Yellow Magic Orchestra. Ambos eran grupos que contaban con un batería de verdad y cuyos discos eran –al menos alguno de ellos–, en mi opinión, mejores que éste. También veo concomitancias menores, sólo pequeños detalles, con Yes –era Trevor Rabin– por algunos sonidos de teclado y con ciertos aspectos del Genesis –de Mama a Invisible Touch–. Pero tanto Yes como Genesis solventaron mejor este tipo de aproximaciones a la modernidad de los años ochenta. Lo que sí es cierto es que por aquellos años muchos músicos intentaron renovar sus herramientas con ayuda de la por entonces nueva tecnología. Podemos citar el caso, que fue muy sonado, de Neil Young en discos suyos para el sello Geffen como Trans o Landing on Water. Son álbumes que fueron rechazados con vehemencia en su día. Yo escuché Landing on Water hace varias semanas por primera vez; y pensé que si esto lo hace Peter Gabriel nadie dice nada, pero si es Neil Youg, le echan los perros. Cuando lo que queda de verdad son las canciones, si son buenas. Otro aspecto relacionado con la modernidad es la portada de este disco, que yo encuentro muy sobria y de un erotismo elegante. Éste es un trabajo que, de cierta manera y salvando las distancias, es el 90125 de Jethro Tull. Un 90125 fallido, claro.
Parece que el propio Ian Anderson no las tiene todas consigo con Under Wraps, por lo que se deduce de sus notas en la edición remaster. Habla de un sonido mezcla de The Police con Thomas Dolby. Menciona su idea de que grabando de nuevo estas canciones con una batería de verdad y con unos teclados menos “desfasados” estos temas mejorarían mucho. Lo de la crítica a los “sonidos” de los ochenta es algo que he leído más de un vez. Pero siendo ecuánimes, también hay “sonidos” de los setenta que han “envejecido”. ¿No? Pero yo creo que el problema aquí es la escritura y no los arreglos.
Tampoco Dave Pegg quedó muy contento afirmando que con los sobrantes del álbum anterior se hubiera hecho un disco mejor que éste.
Sin embargo, para Martín Barre éste es su álbum favorito de Jethro Tull. Lo cual no deja de parecerme extremadamente surrealista. Tanto como la dedicatoria del remaster por parte de Anderson a Doanne Perry, el batería de la gira posterior, ya que en este álbum –por primera y única vez en la historia del grupo– todas las partes de batería fueron programadas.

¿Y Peter-John Vettese? Supongo que él es el peor parado de esta historia. Ingresó en el grupo en 1982 listo para aparecer en Broadsword and the Beast. Participó en el primer disco formal de Anderson en solitario –el primero real fue A–, Walk into Light, donde coescribió una gran parte del álbum, siendo éste a la hora de la verdad un mano a mano entre ambos músicos. Es un disco muy poco Tulliano, con muy poca flauta o guitarra. Ante el éxito –sólo personal, ya que el disco no convenció a nadie– de este equipo de trabajo, parece ser que se decidió ampliar esta entente haciendo un disco de Jethro Tull. Realmente, Under Wraps fue una prolongación tullizada de la estética de Walk into Light, pero con flauta y guitarras, claro. El teclista interviene en la composición de once de los quince temas del álbum (en dos de ellos junto a Martin Barre), lo cual nos lleva a la inevitable conclusión de que éste es el menos Andersoniano de los discos del grupo.
Defraudado por las críticas de estos discos y por las recibidas sobre su propio trabajo el teclista dejó el grupo, aunque aparece en el disco A Classic Tale –donde hay un tema de Walk into Light– y también en el posterior Rock Island. Como una especie de “rasgo” Under Wraps, en Crest of a Knave hay algún tema con batería programada.

Viendo la evolución del grupo como un todo, discos como A y Under Wraps –un disco en solitario “camuflado” y la secuela de otro disco en solitario– parecen desmarcarse mucho de la “línea” Tulliana. Es como si Broadsword and the Beast fuera el “verdadero” disco de Jethro Tull tras Stormwatch, y el “genuino” álbum del grupo que precede a Crest of a Knave. Todo ello sin demerito de los álbumes por mí cuestionados. Me gustan algunas piezas del A, pero prefiero el Walk into Light a Under Wraps. El “problema” para mí no es para mí el sonido tan afincado en los ochenta, ni el toque tecno-pop, ni la batería programada. El “problema” es que no hay canciones que se queden en el recuerdo. Como mucho “Under Wraps #2” y ciertos detalles sueltos de las otras canciones.
Mi intención original era analizar los temas uno a uno. Después de una escucha muy atenta y reiterada del álbum pienso que no merece la pena hacer esto, ya que mis comentarios podrían ser muy repetitivos.
Sobre el sonido del grupo en este disco nadie se lleva a engaño, el primer tema empieza justamente con la batería programada y con los sonidos que van a acompañar casi todo el álbum. Los elementos tullianos van ser exclusivamente la voz y la flauta, ésta última poco usada en general. Martin Barre estará contento. Es cierto que toca bien, pero en este contexto suena sin personalidad. Dave Pegg sufre mucho –con un par de excepciones su presencia es sólo discreta– por la ausencia de un batería real en la sección rítmica.
Es decir, la mayoría de las canciones tienen una estructura sencilla con una entrada que lleva a un riff, que puede ser “rockero” o “sintético” según el tema, con algún breve interludio ya sea vocal o instrumental. Apenas hay partes instrumentales propiamente dichas, estas son contadas y breves. No hay desarrollo melódico. Decir también que la menos seis de los temas del álbum terminan en fade-out, lo cual para mí es un defecto.
Ya está, esto es casi todo.
Sólo salvo de la quema a “Under Wraps #2”, pieza acústica que parece extraída de otro disco. De un disco de Jethro Tull.
